Thursday, March 20, 2008
El Camaleón - Nikki Zuanich
El cameleón estuvo caminando entre la hierba cuando él miró a algunos de sus amigos.
Sus amigos estuvieron jugando fútbol en el parque. Ellos preguntaron si quería jugar con ellos. Él comenzó a jugar y él advirtió que sus colores estaban cambiando. Él no lo advirtió antes y él estuvo confundido, pero continuó jugando fútbol con sus amigos.
Después de jugar fútbol, en el parque, con sus amigos, el camaleón estuvo caminando en la calle. Él se encontró con su amiga Guadalupe y ellos empezaron a hablar.
Después de unos pocos minutos, él advirtió que sus colores empezaron a cambiar otra vez. Sus colores eran los mismos que los de ella. Él se sintió nervioso y se fue inmediatamente.
Lo mismo continuó todas las veces que el estuvo con otra gente. Él preguntó a ellos si advirtieron su cambio cuando él estuvo con ellos pero ellos dijeron que "no" y pensaron que él estuvo loco.
Después de varios días él estuvo muy preocupado y fué al árbol de las creencias. En su ruta al árbol, él pensaba sobre su problema.
Cuando él finalmente llegó al árbol de las creencias, se acostó debajo del mismo.
Él miró las ramas que tenían las hojas de las creencias. El camaleón comenzó a analizar las creencias que cada hoja tuvo.
Después de muchos días debajo del árbol, él empezo a mirar su repuesta.
Es muy importante tener aceptación en la vida y hubo mucho tiempo cuando él no se aceptó. En esos momentos, una creencia desagradable crecía en su árbol de las creencias.
Él estuvo incierto sobre que debería de hacer. Así pensó por un momento y luego se paró.
El camaleón alcanzó el árbol de las creencias y empezó a escoger algunas hojas. Él escogió las hojas que tenían las creencias negativas.
Cuando él terminó, él advirtió que él tuvo un color muy audaz y fuerte. Por primera vez, él miraba su color exacto, brillante radiante y orgulloso.
Él miraba a su arbol de las creencias y él vio pequeñas yemas empezando a crecer donde las hojas que tenían creencias negativas que una vez existieron y las yemas se convirtieron en hojas que tenían creencias positivas y hermosas.
El cameleón viajó a su ciudad natal y sus colores nunca cambiaron otra vez, porque, él no necesitó protegerse. Él conoce bien su color exacto, es fuerte y especial, a pesar de los colores de las otras personas y del color de sus palabras.
Nikki Zuanich
18 de marzo de 2008
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