Monday, April 28, 2008
La Cenicienta - Kimita Stringer
La cenicienta vivió en una aldea pequeña en el norte de Inglaterra. Tuvo dos hermanas; fueron muy feas. La cenicienta se lavantió cada mañana a las seis. Entonces, hizo desayuno para sus hermanas, y más tarde, limpió la casa. Trabajó por todo el día. Sus dos hermanas feas fueron muy perezosas; nunca hicieron trabajo porque la cenicienta hizo todo. La cenicienta estuvo muy triste. Un día, el cartero vino a la casa. Dio un sobre a una de las hermanas de la Cenicienta. En el sobre hubo tres invitacíones a una fiesta en la casa del Príncipe. Ella dijo a sus hermanas, “Fantástico! Hay una fiesta en la casa del Príncipe. Puedo usar mi vestido rosa nuevo y Esmeralda puede usar su vestido azul nuevo, pero la Cenicienta no puede ir porque su vestito es viejo y sucio y no tiene algunos zapatos.”
El Sábado a las ocho por la noche, las hermanas feas fueron a la fiesta. La Cenicienta se sentó en la cocina. Estuvo muy triste. Hubo un timbre a la puerta. La Cenicienta abrió la puerta. Hubo una mujer. La mujer dijo, “Hola! Soy tu hada madrina. ¿por qué estás triste?” La Cenicienta dijo, “Quiero ir a la fiesta pero no tengo algunas ropas bonitas.” El hada madrina dijo, “No hay problema! Aquí hay un vestido nuevo y algunos zapatos de cristal. Hay una bicicleta dorada en la calle. Ahora puedes ir a la fiesta, pero debes regresar antes de la medianoche.” La Cenicienta dijo, “Muchas gracias!” Se puso los zapatos de cristal y el vestido rosa. Se miró MUY bonita. Entonces, fué a la fiesta con bicicleta.
La fiesta fué muy buena. Al principio, la Cenicienta estuvo muy tímida pero después de una hora, el Príncipe le preguntó para bailar. Ellos bailaron por mucho tiempo.
El Príncipe la dijo, “Me gusta tu vestido y estás muy bonita.” La Cenicienta estuvo muy feliz. Ella olvidó que hora fué. De repente, el reloj sonó. La Cenicienta dijo, “Oh no! Debo irme. Es la medianoche.” Ella corrió a su casa, pero perdió un zapato en la puerta de la casa del Príncipe.
El día próximo, el Príncipe estuvo muy triste porque estuvo enamorado con la Cenicienta, pero no supo donde vivió. Él fué a todas las casas en la aldea y dijo, “Tú sabes de quién es este zapato?”
Por fin, fué a la casa de la Cenicienta. La Cenicienta abrió la puerta. El Príncipe dijo, “Te amo. Quieres casarte conmigo?” La Cenicienta dijo, “Sí.” La boda fué la semana proxima. La Cenicienta y el Príncipe no estuvieron infeliz nunca más.
EL FIN
kimita Stringer
Estudiante Español II
CCV Burlington Vermont
28 abril de 2008
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